Este libro es un estupendo manual práctico para crecer en un aspecto generalmente desatendido en la vida cristiana. Me refiero al conflicto espiritual contra las huestes del mal. Es bien conocido el hecho de que hay oposición para el crecimiento de los creyentes a la imagen de Cristo. Esa oposición viene tanto de la carne como de la influencia del mundo, o directamente de Satanás y sus demonios. Lo que no parece igualmente evidente es la razón por la cual existe esa oposición. No se trata solamente de impedir o retrasar el crecimiento, sino de evitar lo que puede surgir de dicho crecimiento. Déjeme decirlo de otra manera: si el diablo ya nos perdió como aliados cuando fuimos hechos hijos de Dios, ¿para qué tomarse tantas molestias para impedir que aprendamos a vivir en el Espíritu Santo? ¿Es solo para hacernos la vida difícil como una venganza posterior a nuestra conversión? La verdad es que el diablo le teme a lo que un creyente genuino puede llegar a ser y a hacer cuando entiende y cree lo que ha sido hecho en Cristo, la autoridad que le ha sido delegada y las armas puestas a su disposición. No creo que sea casualidad el que Pablo las describiera nuestro arsenal como las "armas de nuestra milicia, poderosas en Dios" (2 Co. 10:4), "armas de justicia" (2 Co. 6:7) y "armas de la luz" (Ro. 13:12). En efecto, Dios nos rescató para cosas maravillosas, entre las cuales está la reconquista del mundo. Para eso hemos de aprender a militar como soldados de Cristo, poderosamente equipados con armas espirituales.Desde el momento en el cual recibimos el perdón de nuestros pecados a través de la fe en Jesucristo, comienza una nueva vida caracterizada por dos asuntos principales: por un lado está la maravillosa experiencia de la comunión con Dios y nuestro crecimiento espiritual. Por el otro, aparece -muchas veces de manera inesperada- el conflicto con las tinieblas. Con frecuencia enseñamos a los nuevos creyentes acerca del primer tema, pero dejamos el segundo para más adelante, para cuando estén más maduros y puedan entenderlo. Es natural que así sea, pero al mismo tiempo es un problema, pues el conflicto comienza de inmediato y no le hacemos un favor a la gente si la mantenemos ignorante de las armas puestas a su disposición, tanto para defenderse como para contrarrestar al mal.De manera que la guerra espiritual es un gran tema pero por lo general noto que está muy descuidado o maltratado en la Iglesia. Por tanto, quiero colaborar por medio de este libro a clarificar ideas y dar pautas sencillas que puedan ser practicadas y enseñadas por todo cristiano y toda congregación local. El énfasis de la Iglesia siempre ha sido predicar a Cristo, y así debe continuar. Pero desconocer que la misión de la Iglesia se desarrolla en un contexto de conflicto espiritual, y no saber cómo desenvolverse en ese ambiente de guerra, es una peligrosa ignorancia de la cual nuestro enemigo saca provecho.