El Jnana Yoga es el yoga del conocimiento, no en el sentido intelectual, sino el conocimiento de Brahmán y el atman y la realización de su unidad. Donde el devoto de Dios sigue los impulsos del corazón, el jnani utiliza los poderes de la mente para distinguir entre lo real y lo irreal, entre lo permanente y lo transitorio..
Los jnani, los seguidores la Vedanta advaita, o no dualista, también se pueden llamar monistas porque afirman la realidad única de Brahmán. Por supuesto, todos los seguidores de la Vedanta son monistas: todos afirman la única realidad de Brahmán. La distinción se basa en la práctica espiritual: mientras que todos los seguidores de la Vedanta son filosóficamente monistas, quienes son devotos de Dios prefieren, en la práctica, pensar en Dios como algo distinto de ellos mismos, con el fin de disfrutar de la dulzura de una relación. Los jnani, por el contrario, saben que toda dualidad es ignorancia.
No hay necesidad de buscar la divinidad en nuestro exterior: nosotros mismos ya somos divinos. ¿Qué es lo que nos impide conocer nuestra verdadera naturaleza y la naturaleza del mundo que nos rodea? El velo de Maya. El Jnana Yoga es el proceso de arrancar ese velo, desgarrándolo mediante un doble enfoque.
About the Author: Luego de su primera visita al occidente, Swami Vivekananda retornó a la India, donde fundó la Orden Ramakrishna en 1898.
La vida y obra de Swami Vivekananda tienen la vastedad y profundidad que corresponde a un gigante espiritual de su talla. Él construyó su obra sobre la base de su total renunciación. Su mensaje está atravesado por una fuerza incontenible que ha levantado, y levanta, a miles del pozo del pequeño yo. Su pasión fue demostrar a todos su inherente grandeza, hacer de los hombres un sólido bastión de espiritualidad.
Vivekananda quería que cada uno reconociera su naturaleza divina y se erigiera como un faro en la costa, arrojando luz para guiar a otros a través de la oscuridad del océano del mundo.
Amaba a Dios en todas sus manifestaciones, pero especialmente en su pura expresión humana. Invocó como uno, sino el único, de los principios de la Orden, el del servicio a Dios en el hombre, destacando que servicio y adoración son uno. Quería que cada uno se volviera consciente de su propia fuerza espiritual como la de otros y que manifestara esta conciencia en un incansable servicio a la humanidad toda.