LA BELLA VIZCAÍNA
Hija del maestro ferrón de Olarte, Inés es una muchacha de carácter tenaz y voluntarioso que ha aprendido a leer y a escribir en una época en que muy pocas mujeres gozaban de ese privilegio. Estamos en los inicios del XVI, e Inés, ávida de nuevos conocimientos, mantiene un estrecho contacto con Sor Ignacia, la priora erasmista del convento del pueblo. Tras múltiples peripecias, la joven se traslada a Toledo y allí, con ojos de asombro e ingenuidad, tiene ocasión de observar a las damas, los caballeros, los secretarios y los clérigos de la corte del emperador. Pero esto no es más que el principio de su agitada existencia, pues las andanzas amorosas la llevarán a viajar por sitios tan dispares y lejanos como la pujante Barcelona, el luminoso puerto siciliano de Trápani, la industrial y brumosa Amberes, para arribar por fin a Fuenterrabía, donde, a orillas del Bidasoa, ansía pasar el de sus días.
Esta obra fue ganadora del premio literario "Ciudad de Irún" La pluma ágil y sugerente la autora recrea con nitidez la sociedad española y vasca del siglo XVI, hilvanando un relato donde los diversos personajes sostienen la trama con soltura. Algunos, como sor Ignacia, el herrero Telmo o Josefa, la soldadera de los Tercios de Flandes, son fruto de la invención de la autora. Otros, en cambio, son tan relevantes y trascendentales como Carlos V, su madre, la reina loca, y familias como los Borja de Gandía o los Elcano de Guetaria. Episodios apasionantes como el como el motín de la ferrería de Olarte, el contrabando de libros en los puertos guipuzcoanos o las eternas deudas de la Hacienda Real a doña Catalina Elcano, asoman en estas páginas evocando aquel tiempo lejano.
Con un estilo narrativo claro y rico en matices, desprovisto de falsos arcaísmos, la autora pone de relieve el papel activo de la mujer en el periodo en que transcurre la novela, así como el enfrentamiento de judíos y heterodoxos con la Inquisición y el poder establecido, ofreciendo al lector una visión en cierta medida discrepante de las crónicas oficiales de la época.
Blanca Sanz, -autora también de "Aquellas costas de Inglaterra" y "Mi abuela, la Reina"-